Marina, la centenaria de Santiago que cumple este año los 101 y ya tiene 10,1 mil seguidores en Instagram

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Marina Prieto, con un coqueto sombrero que ella misma se confeccionó.
Marina Prieto, con un coqueto sombrero que ella misma se confeccionó. SANTIAGO

La vida de esta mujer sencilla y alegre conquista al mundo a través de un perfil en redes sociales que gestiona desde Holanda su nieto Ángel

19 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

En septiembre Marina Prieto cumplirá los 101 años y esta centenaria de Santiago tiene ya 10,1 mil seguidores en Instagram. Por su alcance en redes sociales, sería lo que hoy se conoce como una microinfluencer y alguna marca ya le ha propuesto hacer una colaboración pagada para publicitarse a través de su perfil. «Es algo que no fue para adelante, porque no es el objetivo de esto. La cuenta la creé como un regalo para ella antes de su centenario, no para sacar dinero», explica su nieto Ángel Vigo, quien vive en Holanda y gestiona desde allí un perfil que no para de crecer (en los últimos seis meses, duplicó followers), con la ayuda de sus familiares, que colaboran de vez en cuando sacando fotos a esta bisabuela.

Hoy vive con una de sus tres hijas en Angrois, pero se crio en la parroquia de Marrozos, donde llevó una vida humilde. Creció en el seno de una familia ganadera y se dedicó durante muchos años al cuidado de los animales y de las tierras. Hoy disfruta con una envidiable salud de los pequeños placeres de la vida, como es para ella comer unos churros, hacer manualidades o apuntar en su diario fechas o acontecimientos que quiere recordar. «Tiene problemas para comer alimentos que no sean blandos, pero es una persona con buen apetito. Le gusta mucho la leche y a veces abusa de ella... hay que controlarla para que no le siente mal», cuenta Ángel. El compostelano de 37 años describe a su abuela como una mujer amorosa, a la que le gusta tener a los suyos cerca, creativa, muy alegre y algo coqueta. Le gusta arreglarse, posar para las fotos y verse luego «en la pantalla», como ella conoce la tableta electrónica en la que suele ver su perfil de Instagram.

Aunque camina con la ayuda de dos bastones, está lo suficientemente ágil como para salir sola a pasear y recorrer medio kilómetro hasta el Cruceiro de Sar. Tampoco ha perdido sus ganas de socializar y suele reunirse con los vecinos del lugar, con los que «se pasa hasta las tantas hablando», indica su nieto, quien admira las ganas que tiene «de descubrir el mundo a su edad». La cuenta de Instagram que creó en enero del año pasado, inicialmente para compartir el día a día de su abuela con el resto de la familia, le ha servido para sentirse más unido a ella: «Es muy bonito y emocional haberla redescubierto así. A mí siempre me gustó crear contenido sobre mis aficiones: el skate, los videojuegos... Mi abuela hacía cosas que me parecían originales y empecé a hacerle fotos y vídeos por entretenimiento».

El momento de inflexión, que hizo que la fama de esta centenaria compostelana se catapultase, fue que sus fotos de Instagram llegasen al Metro de Madrid a través de una campaña publicitaria de la firma JCDecaux cuando aún era una desconocida. Eso lo cambió todo y cuando viajó a Madrid fue por primera vez consciente de cuántas personas la conocían y hasta le pedían fotos.

«Cuando sus fotos estaban en el metro, le llegaban mensajes diarios. Ahora ya menos. Suele recibir mensajes bonitos, interesándose por ella, diciéndole lo guapa que está y que se alegran de verla así de bien», dice Ángel. «A ella le hace muy feliz que tanta gente la salude, poder contar y compartir con ellos cosas. Incluso hay gente de su pueblo que vivió fuera del país con la que ha retomado el contacto gracias a esto cuando regresaron. Y le hace mucha ilusión verse en el periódico, en ese pequeño gran reconocimiento», añade el treintañero.