Vigo llora la pérdida de Fran Joyero

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

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CEDIDA

La viuda de Francisco Villoldo, fallecido a los 43 años, traspasa el negocio

02 may 2024 . Actualizado a las 00:00 h.

Cuando un pequeño comercio cierra se pierde un poco de la esencia del barrio donde se ubica. Es el sentimiento que tienen muchos ciudadanos que viven en el entorno de Serafín Avendaño, Rosalía de Castro y García Barbón. Susana Carrera echó ayer el cierre de Fran Joyero. Tras el fallecimiento en enero a los 43 años de su marido, Francisco Villoldo Davila, nadie ha tomado las riendas del negocio. No ha habido un relevo. Ella es bióloga y la joyería no es lo suyo. «Me da mucha pena, pero no se de joyas», afirmaba ayer, mientras terminaba de liquidar la mercancía, acompañada por su amiga Silvia Portabales.

Era una de las pasiones de su marido. El negocio lo habían abierto los padres de él, Rosario y Francisco, hace 25 años y Fran ya empezó a trabajar allí desde muy joven. Por razones de salud, se tuvieron que retirar y entonces Fran se puso al frente del negocio, hasta que la enfermedad también le ganó el puso.

Francisco Villoldo tenía fibrosis quística y vivía con un trasplante de pulmón desde los 18 años. Su problema de salud avanzó y, cuando comenzó a padecer insuficiencia respiratoria, tuvo que utilizar una máquina de oxígeno. Por espacio de dos años seguía atendiendo al público en la tienda del número 11 de la calle Serafín Avendaño entubado. Siempre sin perder una gota de amabilidad hacia sus clientes, que encontraban en la tienda un lugar donde tener también una buena conversación. Estaba muy ilusionado con la tienda, que había reformado, si bien entre el avance de su enfermedad y la pandemia no la pudo disfrutar tanto como hubiera querido. «Tres días antes de morir, quería volver a la tienda», recuerda su viuda. Fran Joyero quedará en el recuerdo de los vecinos por el trato amable que recibían los clientes. Fue una tienda que siempre funcionó muy bien. Arreglaban relojes, diseñaban joyas que acaban convirtiéndose en objetos de gran valor sentimental. «A la gente le da mucha pena porque el barrio se queda sin su joyería», lamenta Susana. Durante estos últimos meses han seguido abiertos para ir liquidando la mercancía, atender cuestiones pendientes y reparaciones, pero ya ha llegado el momento de buscar otros horizontes profesionales.

El cierre ha causado mucha pena en el barrio. «La gente está muy tocada. Vienen y se ponen a llorar conmigo por el cierre, pero todos se han portado muy bien y me han ayudado con la liquidación», afirma Susana. Al mismo tiempo, también agradece todo el apoyo que recibió de la asociación de fibrosis quística de Vigo. «Trabajan genial y les agradezco todo el apoyo, pero necesitan más medios y hacer más visible esta enfermedad. Como todas las enfermedades raras, la gente las sufre en silencio», afirma. Francisco Villoldo era además un apasionado de la música y de las motos. Tocaba la batería en La Vaga Band y era el presidente del club motero Pawneess en el que disfrutaba de otra de sus joyas, una Triumph.